L'Internationale desea expresar su apoyo al derecho a exhibir la obra Cajita de fósforos (2005) del colectivo de artistas Mujeres Públicas dentro de la exposición Un saber realmente útil. Tras las protestas manifestadas por diversos grupos en los últimos días, creemos que es imprescindible adoptar una posición pública. Afirmar que la obra Cajita de fósforos o, por extensión, el Museo Reina Sofía, es una incitación a la quema de iglesias es simplificar el significado y el contexto de la obra. Cajita de fósforos, como muchas de las otras piezas que componen Un saber realmente útil, alude a la potencia transformadora y emancipadora de algo tan pequeño y modesto como una caja de cerillas, mediante una sutil condensación de referencias históricas.
L'Internationale cree firmemente que, en una sociedad democrática, los museos ya no pueden limitarse a legitimar y reproducir los discursos y las miradas del poder del pasado y del presente y considera que han de ser activos en la defensa del derecho a ser representados. Sin ampararse en la pretendida autonomía moderna del arte, las instituciones contemporáneas tienen el deber de abrirse a aquellos discursos que impugnan el orden simbólico, aunque ello sacuda sus cimientos y ponga al descubierto nuestras contradicciones.
El museo no es el lugar en que escenificar el consenso en un mundo atravesado por conflictos, ni tampoco el lugar en que epatar irrespetuosamente a la ciudadanía en nombre de la radicalidad vanguardista. Creemos que el museo ha de ser un espacio donde el visitante se vea interpelado como sujeto dotado de capacidad crítica y expuesto a una esfera pública abierta; un lugar donde el conocimiento sustituya al reconocimiento, el juicio desplace al prejuicio y la potencia a la impotencia. Para ello hay que reivindicar y defender el museo como aquel lugar imprescindible en que las sociedades democráticas debaten no tanto los contenidos de la enunciación -para ello existen otros foros más adecuados- sino las condiciones que hacen posible o impiden dicha enunciación.
El trabajo del colectivo argentino Mujeres Públicas, que se entiende dentro de un contexto de enfrentamiento político en un momento y en un lugar específico, forma parte, precisamente, de un elaborado ejercicio de reflexión sobre la voluntad y la capacidad de las sociedades de desbordar mediante el aprendizaje y la práctica colectiva las estructuras que las constriñen.
Lo que está en juego, por tanto, no es sólo la libertad de expresión artística, ni la excepcionalidad del museo como espacio donde todo es permisible en nombre de la autonomía del arte. Lo que está en juego es algo mucho más crucial: la capacidad de enfrentarnos y cuestionar de manera crítica las condiciones y determinaciones de nuestro espacio social.